Si es pasión, que se borre.

El pleito con el cocinero no se resuelve diciéndole que hay peores patrones, los agravios subsisten, casi nunca se olvidan y pocas veces se perdonan.

Después de dos años del triunfo de la izquierda en México, se viene librando en medios y redes, una batalla por desestimar, en gran parte sin fundamento, las acciones que realiza el actual régimen.

Incluso surgen, de ciertos sectores antes privilegiados, manifestaciones apasionadas, alegres y hasta esperanzadoras, de que los votantes rectificarán en 2021 su preferencia electoral con respecto a 2018, lo cual resulta cuando lo menos, incomprensible.

Una advertencia popular dice que “nunca te debes pelear con el cocinero”, lo cual se traduce en respetar y hasta consentir a quienes manipulan lo que nos vamos a comer. Como analogía podemos extender la conseja, y respetar a aquellos de quienes se depende para conseguir los objetivos deseados, así que en una democracia, se debe respetar a la sociedad en general porque en política, los cocineros vienen siendo los votantes. Siguiendo esa idea, tendríamos que ser más precavidos cuando el cocinero tiene acceso a venenos.

En 2018, aunque todas las encuestas daban el triunfo a Morena, había medios (los mismos de oposición actual) y ciertos candidatos, que las desestimaban, e insistían que la encuesta “buena” sería el 1 de Julio. Y así fue, ninguna encuesta había dado tanta ventaja como la que Morena obtuvo en las elecciones.

Pero las personas que no votaron por morena en 2018 y siguen siendo opositoras al actual gobierno, no solo mantienen viva la “esperanza” de revertir esos resultados, sino que están entusiasmados de que eso sucederá; aunque no entiendo porqué. Tal parece que no se han dado cuenta que su pleito con el cocinero, que son los votantes, fue inexorablemente a muerte. Es como si no lograran reconocer la diferencia entre lo que se desea y la realidad.

Hace dos años, una semana previa a las elecciones del 2018, expuse las causas por las que creía que ganaría el partido de Morena. Causas que en ese año ya habrían generado un sentimiento adverso al anterior régimen, de casi el 70% de la población votante y se sintetizan en los siguientes puntos:

  • En más de 40 años, el sistema político mexicano creó tantos pobres cuyo número llegó a hasta 50 millones en 2018; la mitad de ellos ¡Con posibilidad de votar!
  • Las reformas energética, educativa, y dos laborales incluyendo modificación al sistema de pensiones, afectaron a maestros, empleados de paraestatales y empresas privadas en un número aproximado a 20 millones (simplemente los maestros son más de 2 millones). ¡Todos ellos con posibilidad de votar!
  • Todos los mexicanos fuimos afectados con la reforma energética; el precio de la gasolina en 2012 estaba alrededor de 13 pesos y en 2018 llegó a casi 20.

Si además los poquísimos beneficiarios de ese sistema exhibieron sin pudor lo que se robaron, nos da el perfil de unos 60 millones de votantes descontentos en un padrón de 90 millones en el 2018. Este último aspecto quizás fue la gota que derramó el vaso, porque quienes hayan sido beneficiados por algo en ese modelo de régimen, tendrían que entender que hacer ostentación de lo mal habido, cuando menos generaría rechazo popular.

Por otro lado, coincidió que en 2018 hubo un candidato (AMLO) que no solo era ajeno a esas 4 situaciones descritas, sino que llevaba 18 años mostrándolas y criticándolas; abanderaba además, en campaña, el apoyo a los pobres, ofrecía revertir la reforma energética, cancelar la mal llamada reforma educativa, eliminar los privilegios ilegales a políticos o empresarios y, si es posible, encarcelarlos. Entonces, ¿Por quién habrán votado todos esos afectados en los cuatro casos?, la respuesta fue clara y contundente. De hecho, considerando el número de agraviados que hicimos antes, resulta que en los comicios de 2018, solo votaron por MORENA, la mitad de los que quizás podrían haberlo hecho con gusto, incluso conscientes de que los problemas del país no iban a desaparecer como por arte de magia solo con el cambio de partido.

No entiendo cómo había quienes podían suponer que el resultado de entonces sería otro, pero al final ya sabemos lo que pasó.

Ahora veamos el mismo orden de cosas para las elecciones de 2021, cuando el gobierno actual pretende consolidarse.

  • El gobierno incorporó en programas sociales, a todas las personas posibles, entre las que se encuentran los pobres.
  • Persigue ferozmente a quienes incurrieron en saqueos y beneficios ilegales.
  • Difunde la necesidad de una mayoría legislativa para echar para atrás las reformas absurdas (energética, laborales y educativa)
  • Quita los beneficios fiscales a los pocos que los tenían y que en la práctica pagábamos todos.

Creo que es pésima estrategia de los derrotados en 2018, difundir que el presidente y su gabinete son iguales o peores que los anteriores, porque como dije antes, el pleito con el cocinero no termina diciéndole que hay peores patrones, porque los agravios casi nunca  se olvidan y muy pocas veces se perdonan.

Así que, ¿Cuál será la lógica de la votación en 2021? Creo que no es difícil deducirlo.

Y ojo, siempre aclaro que jamás defiendo al nuevo patrón, es decir, el nuevo régimen, ni creo que sus dirigentes siempre tengan la razón y menos que sean infalibles.

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